Yuragachi, así llamaban nuestros ancestros al planeta Venus que por las madrugadas se mostraba resplandeciente sobre los cielos de antaño. Hoy, Yuragachi: Cajamarca-Iluminada es una comunión de espíritus y voluntades. Para los antiguos caxamarcas era el lucero de la mañana, la luz que anunciaba el nuevo día y guiaba sus jornadas y lo sigue siendo para mucha gente del campo. En honor a ello, Yuragachi en el siglo XXI se convierte en una luz que combina turismo, arte, historia y prosperidad económica. Todos ellos envueltos en cintas de identidad y orgullo cajamarquinos.

Con este nombre, Yuragachi, se presentará una obra monumental, un evento único: la iluminación de la fachada de la iglesia San Francisco en la Plaza Mayor de la ciudad de Cajamarca. Un espectáculo de video y música de 24 minutos preparado por Xavier de Richemont un artista e historiador francés, el más famoso en el mundo del arte audio visual. Se mostrará a los cajamarquinos y los miles de turistas que visitarán la ciudad una obra con historia, arte, música y pintura. El espectáculo se presentará en cuatro funciones semanales durante diez largos años.

Con el apoyo de todos, Yuragachi: Cajamarca-Iluminada traerá beneficios económicos a toda la región Cajamarca. La inversión estimada en desarrollar el espectáculo para los diez años es de 8.6 millones de soles, el beneficio, la retribución, el recupero serán inmensos. El consumo que harán decenas de miles de turistas nacionales y extranjeros tan solo en el primer año; el movimiento económico de un cientos de miles visitantes nacionales y extranjeros en los próximos diez años tendrá un impacto realmente muy importante (ver anexos). A estas cifras de demanda turística debemos sumar la inversión privada que harán los miles de negocios cajamarquinos, grandes y pequeños, para aumentar y mejorar la oferta turística.

Amén de lo económico, los beneficios intangibles en el fortalecimiento de la identidad y el orgullo cajamarquinos no tienen precio y nos es imposible medirlos. Como nos resultan también imposibles de medir los inmensos beneficios que traerá el optimismo, la esperanza y la confianza que tendrá la población y el empresariado para continuar invirtiendo en el futuro.

A decir de un humilde paisano cajamarquino: “es como poner un Machu Picchu en el centro de la ciudad”. No pretendemos que sea tanto, mas si las voluntades se unen, si los privados invierten en pintar sus negocios para el lucero de la mañana, si se promociona al mundo el evento, si se invierte en el proyecto y se piensa en grande, Yuragachi será una capilla iluminada en el centro de los corazones de todos los peruanos.